Una de las perlas del transporte público barcelonés es el Bicing.
Este sistema de bicicletas públicas fue pionero en Europa y dada algunas características especiales que se implementaron en el caso barcelonés resultó ser exitoso y posteriormente imitado en muchas ciudades del mundo.
El sistema está pensado para complementar al transporte público. Por sólo 32 euros al año se obtiene el derecho a utilizar por tramos de 30 minutos las bicicletas ubicadas en las más de 300 estaciones de Bicing de la ciudad (suele haber al menos una en un radio de 3 calles). Si se superan los 30 minutos, se debitan automáticamente de una cuenta de banco asociada 50 céntimos por cada media hora, pero, el límite máximo de uso son 2 horas. Si se supera se aplica una multa bastante importante (alrededor de 200 euros).
Esto no es un servicio para turistas, de hecho, para incribirse es necesario tener documento español (DNI o NIE). Ésta es una de las claves del éxito del sistema. Recientemente y como puede leerse en su página web (que es bastante completa y tiene mapas de uso de las estaciones en tiempo real) quebraron el récord de uso diario: ¡56000!
Además de que el servicio es barato, eficiente y limpio, la ciudad está muy bien adaptada a él. Hay rampas en absolutamente todas las aceras, las calles están en buenas condiciones y el tráfico es relativamente tranquilo (incluso hay muchas calles que cuentan con carriles especiales para ciclistas). Recorrer Barcelona en dos ruedas no es sólo un “trámite” sino un placer.